Tuesday, January 10, 2012

Street art en el Centro de Hermosillo: posibilidades infinitas en la mirada
Por Iván Ballesteros Rojo

El arte que se exhibe y se hace en las calles se ha venido legitimando ante el arte más tradicional: el que se presenta en galerías y museos. Autores como MESA, Jeff Soto, Ben Frost, Will Barras, Alejandros Vasmoulank, Jorge Rodríguez Gerada , Axel Void, Kelly Goeller, Tim Shnaider y el ya célebre Banksy, son tan sólo algunos  ejemplos, de una gama impresionante que se despliega por todo el mundo, de practicantes del llamado Street art.

“Hacer tatuajes en la ciudad es como hacer tatuajes en todos sus habitantes”, dice M-City, otro creador que ha saltado de las calles a las galerías, esos lugares limpísimos que generalmente exhiben obras limpísimas que compran personas aburguesadas para sus salas opulentas. El arte en galerías es una expresión estética, una reflexión quizá, que fácilmente puede ser raptada de las sociedades por la clase pudiente. Por más que los creadores contemporáneos intenten romper la barrera que divide su obra del gran público, los trabajos expuestos en galerías y museos, como joyas de reinados antiguos, no son apreciados por el transeúnte más despistado, y ni falta que hace. ¿Qué puede aportar una persona sin referencias filosóficas y estéticas (y sin dinero) a la interpretación de una obra? ¿Qué puede entender? Este tipo de preguntas, que algunos catalogarán como excluyentes, no se las hacen los practicantes del Street art. Todo lo contrario. Intervenir la realidad cotidiana de los miembros de una comunidad, sin pretensiones exquisitas, es quizá la verdadera valía del arte en las calles.

A diferencia del graffiti, que con frecuencia es una expresión de identidad urbana más que artística (el graffitero patenta firmas que son parte de un crew o club), el practicante del Street art hace un estudio del espacio a intervenir y mezcla técnicas antiguas de la pintura, como la pintura al fresco, con las técnicas del graffiti; además que, en la mayoría de los casos, este tipo de expresión no sucede en la clandestinidad y en sus metas no está marcar territorio con firmas o pintas juveniles. Crear metáforas en una realidad atacada por la frivolidad parecieran más la naturaleza del Street art. La mayoría de creadores que trabajan en la calle utilizan las marcas que el tiempo ha dejado en las construcciones intervenidas. De allí que un edificio derruido vuelva a tener vida. Aquel pedazo de pared que se vino abajo es ahora el contorno de un rostro, de una figura simbólica. De entre la estética del desastre surge una nueva interpretación de los lugares abandonados, o que pasan desapercibidos, en una ciudad. 

El centro de Hermosillo no existe
Las calles del centro de Hermosillo son estrechas y están llenas de lugares demolidos. Como todos los centros comerciales de todas las ciudades, el ruido de motores de automóviles se mezcla con el bullicio de las multitudes. Es en medio de este disturbio constante, y en un lugar arruinado ubicado por la calle Garmendia entre Dr. Noriega y Colosio, que apreciamos la primer intervención "FUTURE", de Mauricio Ascencio, como resultado del proyecto de rescate del patrimonio hermosillense, tangible e intagible, “Hermosillo Centro 2011 (el CENTRO no EXISTE)”, de Ana Sofía Sordo. Donde un coyote, animal carroñero que para las culturas originales de nuestro territorio representa la astucia y la magia, mira al espectador (cualquiera que camine por aquí) mientras un mensaje fluorescente sentencia: “No Future”.

Entrevistamos a esta promotora de proyectos artísticos al pie de su primer logro:
-¿Por qué intervenir el apático y destruido centro de Hermosillo con arte?
-Me fui de Hermosillo muy chava a la Ciudad de México con la intención de ser bailarina pero siempre me llamaron la atención las carreras teóricas. Allí comencé a interesarme por el cine y el arte. Cuando decido ingresar en la Licenciatura en Arte, en la Ciudad de México se estaba dando un momento de regeneración en la imagen de aquella mole citadina. Todo aquello que significaba ser chilango y vivir en el DF estaba acompañado de campañas, como el rescate del Centro Histórico, el corredor Roma-Condesa. Es allí donde comenzó a llamarme la atención el esténcil. Vi uno y comencé a ver todos inundando la ciudad. Me puse a estudiar el tema en la carrera y ahondé en la fenomenología del espacio. Esta cuestión de cómo el hecho de poner una marca en un lugar que nunca veías hace que de pronto te cuestiones las posibilidades de los lugares como muletas de la memoria y como un diálogo con el otro. Generar investigaciones de los lugares de nuestra ciudad y dialogar con la gente que camina las calles del centro son algunas de las apuestas de este proyecto.

Nueva mirada la del regreso    
-El año pasado regresé a Hermosillo y veía los espacios de la ciudad con otros ojos. Las posibilidades por todas partes. En el DF es difícil ver el cielo abierto. Comencé a reinterpretar mi ciudad y me pregunté por qué nunca había pensado en intervenirla. Me di cuenta también de esa apatía de la que mucho se habla. Hay proyectos de rescate del Centro de Hermosillo por parte del gobierno pero yo no veo que los artistas locales, o las personas del ámbito cultural, digan: “ni madres, no me lo vas a cambiar como tú quieras”. Yo entiendo esto como una oportunidad para recuperar esos espacios que se dice que no hay para el arte en Hermosillo. Es muy feo estar pensando siempre en lo que no veo o en lo que no sucede en nuestro entorno. Es frustrante. De allí que decidiera hacer este proyecto y en el inter me di cuenta de lo difícil que es realizar proyectos culturales acá.


Los ojos iluminados de los testigos
El trabajo de Ana Sofía es de gestión cultural y es apoyado por el Programa de Desarrollo Cultural Municipal. En él se proponen espacios para que artistas los intervengan. El proyecto consta de dos piezas. La primera, en la que nos encontramos ahora, fue realizada por Mauricio Ascencio, director de arte, iluminador y escenógrafo nacido en la Ciudad de México. Aunque en el proyecto estaba previsto que las intervenciones fueran realizadas por artistas sonorenses, los tiempos y la propuesta del capitalino llegaron antes. Mientras grabo la respuesta (que Ana Sofía me da sobre el significado de la intervención) pasan camiones de rutas urbanas por la calle Garmendia. El rostro de niños, adultos y ancianos en las ventanas del transporte es iluminado por el rostro del Coyote y el letrero de “No Future”. Atentos y sorprendidos por la belleza de la pieza instalada en un lugar en ruinas, pienso que las interpretaciones formales sobre la obra salen sobrando. La reacción de las personas al ser testigos de cómo un espacio destruido ha cambiado y ahora emana significados, posibilidades infinitas, es la mejor de las explicaciones.   



Más información sobre el proyecto en: hermosillocentro.blogspot.com